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EN MEMORIA DE FELIPE ZEGARRA

Publicado: 2024-01-17

En este mundo en el cual abunda gente poco transparentes y con agendas ocultas, la vida y Dios nos da siempre señales de esperanza por medio de personas transparentes y valientes. Una de ellas fue, sin duda, Luis Felipe Zegarra Russo, quien falleció el martes 16 de enero del 2024. En este pequeño texto de homenaje a su persona quiero centrarme en uno de los aspectos destacables de su forma de estar en el mundo: su gran sentido de la justicia, su sinceridad y su valentía defender las causas contra los abusos. Hay muchos otros aspectos que se pueden destacar, como su compromiso y dedicación a la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), su entrega a la Iglesia y sus aportes a la teología en relación con otras disciplinas. Pero aquí me centraré en estos ya mencionados.

La «parresía», es decir la disposición a “decir todo”, esto es, a ser claro y transparente en su actuar y decir, respecto de lo justo y lo correcto, era parte de la voz profética que Felipe manifestaba. Esa actitud incluía en él la disposición a dar la mano a los demás y ofrecer su apoyo. Se trata de una actitud que Felipe practicó tanto en el plano personal como en el institucional. En la PUCP, desde el Departamento Académico de Teología –donde tuve la fortuna de ser su colega–, se comprometió con el proyecto de cultivar una teología en relación con otras disciplinas y abierta a los problemas más acuciantes del Perú y el mundo, especialmente la justicia, la desigualdad y la pobreza. Es por ello que, junto con otros profesores del Departamento, se comprometió a que la teología se mantenga en diálogo con otras disciplinas.

Este compromiso llevó a Felipe a apostar con un Departamento de Teología que albergara un área dedicada a las Ciencias de la Religión, por medio de la cual la teología podía dialogar con otras disciplinas (como la filosofía, la antropología, la sociología, las ciencias políticas y la historia), y los teólogos pudiesen dialogar con otros académicos y pudiese surgir un proyecto en común, inclusivo y no excluyente. En ese proceso no faltaron quienes, por ignorancia o intereses personales, intentaron destruir dicho proyecto. Sin embargo, a Felipe no careció de la valentía para encarar la situación, en compañía de otros colegas. Hay que destacar que su defensa de un Departamento de Teología en el que la Teología se enriquezca en diálogo con las Ciencias de la Religión fue emprendida por Felipe durante el último año de su vida, incluso cuando su salud comenzaba a deteriorarse radicalmente.

No me queda más que decir que una gran persona, querida, respetada y admirada por muchos, nos ha dejado. A nosotros nos toda recoger con profundo agradecimiento y seguir llevando adelante su legado.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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