La Pontificia Comisión Bíblica en un documento titulado “La Interpretación de la Biblia en la Iglesia” señala con claridad que la Biblia es el alma de la teología (Pontificia Comisión Bíblica 1993, Prefacio). También lo indica el documento Dei Verbum presente en el Concilio Vaticano II. En realidad, el documento de la Pontificia Comisión Bíblica buscó darle desarrollo a Dei Verbum, y lo hizo con claridad.

Con esta afirmación se establece una relación entre el texto bíblico y la teología, en la que el texto bíblico es el fundamento de la teología. En tanto que fundamento, la aproximación al texto requiere de métodos que garanticen la rectitud de la interpretación. Existe una diferencia entre una interpretación «recta» de una «correcta»: la primera tiene su fundamento en el uso de métodos para su elaboración, que garanticen cierta objetividad y aclare el interés que se tiene entre manos. En cambio, la «correcta» interpretación tiene matices morales que oculta los intereses que se tienen.

Antes del Concilio Vaticano II la Biblia no se entendía como el alma de la teología, sino como una fuente de pasajes que se usaba baja justificar los dogmas de la teología. Así, por ejemplo, se recurría a la última parte del libro de Job para justificar el dogma de la omnipotencia divina. Después del Concilio, la Biblia se una como fundamento y no como recurso auxiliar de la teología. De esta manera, la teología tiene la exigencia de surgir de una relación con el texto bíblico y de la experiencia de los creyentes en su lectura.

La «recta interpretación» también se diferencia de la «interpretación encurvada» en el sentido de que la segunda está basada en una motivación político-partisana. El torcer la interpretación tuvo en nuestro medio el espíritu de «ganar la interpretación» para que el partido opuesto se encuentre en desventaja. Felizmente, en los tiempos recientes, bajo el pontificado de Francisco, se ha ganado una mayor libertad en la lectura del texto bíblico y, por ende, en el quehacer teológico. La teología católica ha ganado su independencia gracias a una sana relación con la autoridad eclesial.

Referencias

Pontificia Comisión Bíblica. 1993. «La Interpretación de la Biblia en la Iglesia». Vaticano.