Para los cristianos, la Navidad es una fecha importante. Se trata de aquella en la que celebramos la venida del Mesías, el Salvador. Para nosotros, Jesús no sólo es el Mesías, sino la encarnación de Dios, es decir, Dios hecho hombre. Siempre les digo a mis estudiantes que la creencia fundamental del cristianismo no es que Dios exista (ciertamente, una creencia importante), ni que Jesús es Hijo de Dios (porque todos los humanos somos hijos e hijas de Dios), sino que Dios se hace ser humano en Jesús. Eso sucede en el Misterio de la Encarnación y ello celebramos en la Navidad.

Pablo señala que en ese momento opera una «constricción de Dios» que se conoce con el término griego de kénosis que cifra en estos términos “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo. El cual, siendo de condición divina no retuvo ávidamente el ser igual Dios. Sino que se despojó de sí mismo, tomando conciencia de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2. 5-8): Como Clara María Temporalli señala, este proceso se enlaza con el Misterio Pascual para darle unidad a la fe cristiana y al proyecto salvífico de Dios (Temporalli, 2017, p. 570). Para nosotros cristianos, Dios se hace humano porque entiende que es la manera que tiene para darle plenitud a la vida humana y a la creación. Ese es el significado más completo de la salvación.

Tener los mismos sentimientos de Cristo significa también tomar las mismas opciones que él tomó: colocarse del lado de los marginados y excluidos de la sociedad local, nacional y mundial. Esa se la posición que tomó el Jesús cuyo nacimiento estamos esperando los días previos de la Navidad. Esto significa que hemos de seguir a Jesús en ese camino, pero dentro de las circunstancias en las que nos encontramos. Tales circunstancias se encuentran marcadas por un conjunto de crisis en diferentes aspectos y en diferentes instituciones. La crisis de la misma Iglesia cifrada en la cuestión de los abusos dentro de la misma institución (Caviglia, 2022; Salinas, 2017, 2022; Salinas & Ugaz, 2016); la invasión rusa el Ucrania, la crisis de las democracias en el mundo (Levitsky & Ziblatt, 2022) y la crisis política y social en el Perú (Agüero, 2022). Además, el contexto en el que vivimos esta Navidad es el de la conmemoración de los sesenta años del inicio del Concilio Vaticano II, la apertura del Sínodo dentro de la Iglesia, y la espera de los veinte años del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.

La Navidad que viene se encuentra marcada por esos acontecimientos, y por muchos otros que son también importantes y que no puedo enumerar ahora. Pero lo que queda claro es que ella nos encuentra procesos de crisis abiertas y en tiempos complejos que debemos enfrentar. Asumir la opción de Jesús por los excluidos y marginados es, sin lugar a duda, lo que los cristianos debemos hacer.

Bibliografía

Agüero, J. C. (2022, diciembre 13). Desprecio. Noticias Ser. pe.

Caviglia, A. (2022). Ateísmo profético. La respuesta profética ante la violencia. Sílex, 12(1), 164-181.

Levitsky, S., & Ziblatt, D. (2022). Cómo mueren las democracias. Lo que la historia revela sobre nuestro futuro. Santiago de Chile: Editorial Planeta Chilena. Recuperado de Publicado originalmente el 2018

Salinas, P. (2017). El caso Sodalicio (Primera edición). Lima: Planeta.

Salinas, P. (2022). Sin noticias de Dios. Sodalicio: Crónica de una impunidad. Lima: Gracía Angulo Laboratorio Editorial.

Salinas, P., & Ugaz, P. (2016). Mitad monjes, mitad soldados: El Sodalitium Christianae Vitae por dentro. Lima: Planeta.

Temporalli, C. M. (2017). La kénosis como principio de vida y espiritualidad cristiana. ATeo, 21(57), 570-585.