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NAVIDAD Y CRISIS

Publicado: 2021-12-23


Para los cristianos la Navidad es una fecha especial pues celebra la encarnación de Dios, es decir, que Dios se hace ser humano en Jesús con el objetivo de dotar de mayor plenitud a la creación y a las vidas de las personas. En ese movimiento se instaura, para quienes somos creyentes, el inicio del Reino de Dios, que como un minúsculo grano de mostaza está germinando en el mundo y en su historia (a la vez sagrada y humana), hasta llegar a la completud del Reino con la segunda venida de Cristo. El Reino de Dios debe entenderse bien. No se trata de consolidar en el país y en el mundo un régimen integrista o un Estado confesional, sino, más bien fortalecer al Estado laico por ser la mejor expresión de la promesa cristiana. Este Reino es en el que las Iglesias cristianas trabajan, codo a codo, con otras instituciones desde la sociedad civil, no desde las instancias de poder político. Esto ha quedado suficientemente claro a la Iglesia Católica y a las demás Iglesias Cristianas (al menos, a los sectores más reflexivos de éstas).

Estos conceptos, propios de la teología cristiana, tienen una profunda conexión con los procesos sociales, personales e históricos. La Navidad resulta ser un buen momento para reflexionar en torno a la relación entre el Reino de Dios (en el cual la injusticia cesará y los débiles de este mundo trabajarán en conjunto con los poderosos par lograr una paz fundada en la justicia).

El año 2021 no fue un año bueno para el Perú. Marcado por la crisis sanitaria, política, económica y social. A nivel político, la nota más resaltante ha sido el de la polarización política y el uso de los cargos públicos para satisfacer apetitos particulares. Esto se ve con mucha claridad en el ataque contra la Reforma Universitaria y el mejoramiento del magisterio por medio de una tan necesaria prueba de suficiencia que garantice la meritocracia. El estéril debate en torno a la Nueva Constitución ha servido para ocultar la precariedad del debate público y el aprovechamiento de la política para fines particulares. La Buena Nueva que trae la Navidad debe servir como trasfondo para que podamos ver, como a contraluz, las miserias de nuestra clase política y de los sectores sociales que tienen más poder en el país. La Navidad, es así, una celebración de la denuncia de lo poco que los sectores más poderosos (de izquierda y derecha) están colaborando con la instauración del Reino. Pero también, es el momento de ver los pequeños aportes de personas anónimas que están colaborando para realizar los cambios positivos.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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