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LA TAREA DE LA FILOSOFÍA SOCIAL

Publicado: 2021-10-16


I

La constatación de la ambigüedad de los bienes es el punto de partida de la filosofía social. Esta idea queda clara en la fundamentación  para una metafísica de las costumbres de Kant(lo bueno de las cosas o las virtudes dependen de las manos en las que caigan). En la constatación que los bienes cambian de manos permanentemente. Junto a ello se encuentra que nosotros proyectamos nuestra personalidad sobre los bienes. Ello llena de ambigüedad nuestras propias personas. No podemos ser conocidos ni conocernos a nosotros mismos, por ello hay momento en el que los otros ya no nos pueden conocer (“te desconozco”) y uno mismo también se desconoce (“me desconozco a mí mismo”). Este es el momento de nuestras vidas en la que, como héroes trágicos, ya no nos conocemos.

II

En la moralidad Kant da cuenta de la fuerza de la Idea (libertad, pensamiento, fe, amor) como lo incondicionado.

III

En la eticidad Hegel desarrolla el juego dialéctico en la que la idea se realiza en la institución

IV

La institución condiciona lo incondicionado y cierne una sombra sobre la libertad que Marx y Adorno pueden detectar. Marx, como motivo para superar el capitalismo; Adorno y Horkheimer, para dar cuenta de la dialéctica negativa. El comunismo, como punto final del marxismo, termina en la cancelación de la libertad que en el capitalismo ya se había mostrado en las relaciones de intercambio recíproco. Su cancelación del movimiento dialéctico desacredita a Marx, no en su crítica, sino en su solución al problema de la libertad dentro de las sociedades modernas y capitalistas. Adorno rehabilita la dialéctica negativa como ciencia melancólica. Ella da cuenta de la pérdida de lo incondicionado cuando en institucionalizado en la eticidad y que dicha pérdida es inevitable. Lo incondicionado tiene el destino inevitable de entrar en contradicción consigo mismo: ser incondicionado condicionado, ser libertad institucionalizada y por tanto perdida. En el comunismo la institucionalización se convierte en libertad abstracta o en falta completa de libertad.

V

En las circunstancias de la sociedad capitalista no queda otro camino que la ciencia melancólica de Adorno. El escenario de la vida dañada es insuperable. Frente a ello queda reconocer que la libertad se desarrolla en la reciprocidad caracterizadas por la dinámica del dar y recibir. Pero, como los bienes que se intercambian son ambiguos, la relación que se establece a partir de ellos se malogra por medio de la explotación, la opresión o la estafa. La crítica debe realizarse, entonces, siguiendo el hilo de la injusticia y la dominación.

VI

Cuando los bienes y las relaciones se tornan opacos es el momento en el que la eticidad se malogra. Llegar a ese momento es inevitable. El amor en la familia se agria así como el pensamiento en la institución universitaria se condiciona y se convierte en dogmatismo. Igualmente, la fe en las iglesias se petrifica. Las formas, los procedimientos, los ritos, la dogmática, la repetición terminan por asfixiar lo incondicionado. Una vez llegado a ese punto la eticidad entra en crisis, y, como bien lo sabía Kant, la respuesta a la crisis no puede ser otra que la crítica. Es en ese momento en el que debemos desplazarnos de la eticidad malograda a la moralidad en búsqueda de principios. La eticidad, como la forma de vida basada en los bienes que se intercambian ha entrado en crisis, por lo que debemos tomar distancia de ella y ubicarnos en la moralidad en búsqueda de principios para la acción. Pero no podemos quedarnos en la moralidad. Una vez constituidos los principios debemos regresar a la forma de vida para reconfigurarla.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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