Para una gran mayoría de peruanos los resultados de la primera vuelta han resultado ser decepcionantes. Si se ven las cifras porcentuales, sólo la tercera parte de los electores votó por uno de los dos candidatos que pasan a segunda vuelta. Eso quiere decir que alrededor del 70% los rechazó. Es por ello que en estos días se ha formado una corriente de opinión dirigida a ver la forma de dar marcha atrás al 11 de abril. Sin embargo, eso no se puede hacer. Ya ha sido suficientemente explicado que si un alto porcentaje de los votos son nulos o blancos en la segunda vuelta, ello anula esa elección, no la de la primera vuelta. Ello quiere decir que simplemente se aplaza la segunda vuelta con los mismos candidatos. Entonces, ¿qué hacer?

Sin duda no queda otra que vivir esto como un proceso de duelo y aprender a aceptar que este es el resultado de la elección. Este resultado puede tener muchas causas (la crisis económica, la sanitaria, la política, etc.). Siempre queda la posibilidad de votar nulo en la segunda vuelta, pero ello no evitará que ninguno de los dos candidatos se convierta en presidente o presidenta del país. Lo mejor es escuchar bien las propuestas, tener en claro los antecedentes de cada candidato y estar atentos al análisis y a la información política, además de escuchar la opinión de personas informadas y juiciosas. Además, debemos exigir que ambos contendores se respeten mutuamente, que se traten como adversarios y no como enemigos a muerte.

Hay que recordar que parte de la crisis política que tenemos ahora viene de un proceso largo y que se radicalizó durante la segunda vuelta del 2016 (donde ambos contendores se trataron sin piedad) y que se radicalizó mucho más cuando la candidata que perdió en aquella oportunidad no aceptó su derrota. Así que, si queremos que el clima político se atempere y que el proceso no fraccione más al país, es necesario aceptar la realidad ante la que nos encontramos.