Nos encontramos a menos de un mes de las elecciones generales y el panorama no pinta nada bien, por dos razones. La primera es que el porcentaje de indecisos es más elevado que lo habitual; la segunda es que los candidatos que tienen discursos radicalizados son los que ganan la mayor preferencia.

El alto número de indecisos a menos de un mes hace prever dos peligros. El primero es que las elecciones se definan a los pocos días antes de la votación. Yo no sucederá que a una semana se podrá saber quiénes irán a la según da vuelta. Pero, además, esto trae consecuencias para la conformación del próximo Congreso de la República, que se mostrará muy atomizado.

Por otro lado, la ventaja que tienen los candidatos con mensaje radicalizado (tanto de derecha como de izquierda) indica que los candidatos de centro van quedándose sin posibilidades y que los grupos que ingresarán al Congreso tendrán discursos radicales. Ello puede resultar en que tengamos cinco años más de inestabilidad política en el país.