LO COGNITIVO, EL INTERCAMBIO DE RAZONES Y LA NORMATIVIDAD
En el terreno de la filosofía analítica y de la psicología se hace un uso particular del término «lo cognitivo». Éste consiste en señalar que una cognición es un contenido o estado mental, de tal manera que se abarca tanto los sentimientos como los conceptos. Además, la tarea que estas disciplinas asumen es la de estudiar qué son y cómo operan las cogniciones entendidas como todo «estado mental». De esta manera, la cognición se convierte en un «objeto» de estudio.
A su vez, desde terrenos diferentes de la filosofía, se delimita de una manera diferente de lo cognitivo centrándolo en el terreno de los conceptos y de las razones. Esta delimitación no sólo deja fuera los sentimientos, sino que le da un giro a lo que se entiende por «conceptos» y las «razones». Tal giro opera desplazándose del punto de vista de la tercera persona al de la primera persona, de manera que los conceptos y las razones dejan de ser objetos de nuestro estudio sino herramientas que utilizamos para orientarnos en las relaciones.
Considerar a los conceptos como herramientas para orientarnos en las relaciones entre las personas implica una carga normativa que nos permita guiarnos por razones, examinar su fuerza y contrastarlas con otras razones. Como seres capaces de usar conceptos ingresamos al espacio de las razones. Eso es así porque los conceptos cuentan con una exigencia normativa que nos indica de qué forma debemos usarlos en proposiciones e inferencias. Esta normatividad se amplia cuando ingresamos al terreno de lo que Kant denominaba «razón práctica». Las razones nos orientan en el campo de la relación entre las personas a travéz de la dinámica de dar y recibir razones, de modo que podemos llegar a compartir razones y orientar nuestras acciones (que son siempre relacionales) por principios.