Robert Brandom y la naturalización de Kant
El filósofo estadounidense Robert Brandom ha presentado cómo es posible naturalizar el concepto kantiano de razón, a fin de aprovechar las ideas de Kant para el debate contemporáneo. Ahora bien ¿qué se entiende por «naturalizar» y cómo es posible «naturalizar» a Kant? Por «naturalizar» Brandom entiende reemplazar a Newton por Darwin y la termodinámica como base de modelo científico que se encuentra en el trasfondo del pensamiento filosófico. Mientras que Newton presentaba la realidad física fundada en leyes universales, la termodinámica se centra en las bases estadísticas de la misma. A su vez, mientras que Newton pensaba en una experiencia atravesada por regularidades firmes, Darwin le otorgó un sentido diferente a la experiencia. Ahora se trata de un terreno que se encuentra sujeto a la transformación de los seres que se encuentran en ella. Así, la concepción de experiencia asumida por los empiristas de los siglos XVII y XVIII es estática, en cambio la concepción darwiniana de la misma es dinámica.
«Naturalizar» a Kant significa trasladarlo del paradigma de la ciencia newtoneana al de la termodinámica y el darwinismo ¿cómo es posible esto? La respuesta de Brandom es reemplazando las leyes universales por reglas dinámicas, y para ello encuentra en la «apercepción» un camino adecuado. Es en dicho concepto kantiano en el que el filósofo pragmatista encuentra un doble giro que es normativo y pragmático a la vez. La apercepción kantiana es el proceso por el cual los juicios ganan coherencia unos con otros. Al buscar la misma coherencia de la razón, los juicios se van equilibrando y modificando de manera que se les impone exigencias normativas. Algo análogo sucede con las acciones, que van buscando también mayor coherencia. Esta exigencia de coherencia hace que la relación de los juicios en la apercepción sea dinámica en vez de estática.
Con esta naturalización de Kant sucede que el pragmatismo va ganando algo adicional (que estuvo presente del Pierce, pero que con James y Dewey se perdió). Se trata del giro semántico en el lenguaje. Mientras que Pierce se centra en la lógica y la semántica, lo que hace James es centrarse en el uso de la creencia (es decir, en la pragmática). Con ese golpe de timón, James genera el mismo efecto de Wittgenstein en el campo de la filosofía del lenguaje. En las Investigaciones filosóficas la idea del uso del lenguaje se expresa bajo la forma de los juegos de lenguaje, donde la semántica y el compromiso lógico-inferencial deja su sitio al uso del lenguaje. En resultado es el que consiguió antes Hume con su ataque a la razón: el intercambio de razones entre un juego de lenguaje y otro se torna inviable debido a que éstos se encuentran sujetos a una autoridad externa a la razón que articula las prácticas y los usos del lenguaje dentro de cada juego. La filosofía analítica, en cambio, especialmente a partir de Frege, mantiene la relevancia de la semántica y la lógica inferencial en el lenguaje, lo que hace posible que el intercambio de razones pueda ser permanentemente fluido. Este giro semántico fue retomado por Quine y fue reintroducido en ciertas versiones del pragmatismo.
De esta forma, el intercambio de razones se abre paso en una vertiente del pragmatismo que Brandom recupera y que se acerca de nuevo a Kant, después de haberlo naturalizado. Así, el pragmatismo de Brandom se acerca a las concepciones kantianas contemporáneas representadas por O’Neill, Korsgaard, Scanlon y Forst, entre otros. Lo que está en juego en todo esto es lo siguiente: en qué reside la autoridad ¿en el intercambio de razones o en algo que es externo a las razones? Brandom y los kantianos contemporáneos afirman que en lo primero. En cambio, Hume, James, Wittgenstein y sus respectivos seguidores, señalan que en una autoridad externa a las razones. En esta segunda línea de pensamiento, el escepticismo ante el carácter normativo de las razones es fuerte y ha penetrado en muchas disciplinas, comenzando por la filosofía moral.