ODIO A LOS ANIMALISTAS
LA DEFENSA DE MVLL DE LA TAUROMAQUIA
El caso de nuestro Premio Nobel es sumamente curioso. Mientras que en Perú es considerado un liberal de centro progresista, en España se lo tiene por un conservador en algo radicalizado. La apreciación de los españoles tiene buenos fundamentos y muestra la poca claridad que tenemos en nuestro medio respecto del feminismo, la defensa de los derechos de los animales y de la defensa del lenguaje inclusivo. De hecho, los animalistas, los y las feministas, así como los defensores del leguaje inclusivo son los. grandes adversarios contra quienes MVLL levanta su espada y busca darles la estocada mortal. La gran acusación de nuestro gran literato contra esos grupos es que trata de fundamentalistas fanáticos que quieren atacar a las tradiciones, a los varones y al lenguaje mismo en nombre de sus dogmatismos. Si bien es cierto que en tales grupos existen personas radicalizadas y dogmáticas, también hay quienes esgrimen argumentos consistentes a favor de las causas que defienden y se encuentran en la órbita de pensamiento progresista.
Personalmente, no me sorprenda que en Perú se considere a MVLL un liberal progresista. Ello se debe a la poca claridad respecto de ideas políticas y morales. En esto debo darle razón a los españoles, que lo catalogan como conservador y no como liberal. Y, es que en nuestro país el debate sobre el derecho de los animales, el feminismo y el lenguaje inclusivo se encuentra bastante relegado.
En su columna del domingo primero de marzo, titulada “Piedra de toque” MVLL presentó su defensa de la práctica taurina, empezando por felicitar a los miembros del TC por no haber cedido ante la presión de los anomalistas quienes, según el escritor, serían pocos, enemigos las fiestas y sumamente fanáticos. Ciertamente, con el término “fiestas” se refiere a las “tradiciones”. Con ello MVLL muestra una gran ignorancia respecto del debate sobre los derechos de los animales, entre quienes destacan pensadores como John Stuart Mill, Peter Singer, Martha Nussbaum y Christine Korsgaard, entre otros. Deja que desear que alguien que procura ser una voz en el debate público ignore los referentes del debate.
Su ataque contra los animalistas continúa en los siguientes términos: “La astucia de los ‘animalistas’ los llevó a identificar las corridas de toros y la pelea de gallos como dos manifestaciones de la crueldad contra los animales, una viveza criolla típicamente deshonesta, pues acerca cosas que son muy distintas, aunque en ninguna de ellas haya razón para prohibirlas”. No se sabe muy bien la diferencia que encuentra entre las corridas de toros y las peleas de gallos, a parte de que parece que la primera práctica parece ser de su agrado y afición. Por ello continúa afirmando que “A diferencia de los toros, las peleas de gallos no forman parte de las bellas artes ni tienen esa remotísima tradición cuyos orígenes míticos se pierden en el fondo de los tiempos, asentada principalmente en el área del Mediterráneo.” Como se puede observar, con ello no está argumentando a favor de nada, simplemente está dándonos un dato y pretende éste se convierta en una razón para valorar más las corridas de toros que las peleas de gallos. Uno podría decir que la esclavitud y el machismo hunde sus raíces más profundamente en la literatura (desde Homero y la Biblia), pero ello no constituye una razón para aprobarlas moralmente.
Es claro que la defensa de la tauromaquia de MVLL. Se encuentra inspirada en la que realiza Fernando Sabater, quien señala erróneamente que las cuestiones morales y las referidas a derechos tiene que ver sólo con relaciones entre personas, pero en la relación entre seres humanos y otros animales. Con ello Sabater defiende la idea de que la moral es una cuestión antropocéntrica, con lo que desplaza las cuestiones sobre el trato a los animales al campo de la estética. No es casualidad que el filósofo español sea amante de las corridas de torios y. que se encuentre bastante desfasado en el debate filosófico. Hasta tal punto que se ha convertido en un mero divulgador de ideas filosóficas de la tradición.
La actitud estetizante se presenta en MVLL en todo su esplendor cuando señala que: “Éste es un escenario muy parecido a una sala de conciertos, o al tablado de un ballet, y, en última instancia, al rincón donde los poetas escriben sus poemas o al taller donde los escultores y pintores fraguan sus creaciones. Y, al igual que en las otras ramas de la cultura, una corrida puede cambiar la vida de las gentes, como una función teatral o un libro o un cuadro”. Y, seguidamente asocia las corridas de toros a las exposiciones de pintura en los museos, cuando después de comentar que había asistido a una exposición de arte: “Entonces, pensé en aquellos momentos prodigiosos que suelen suceder en las plazas de toros, cuando, de un modo misterioso, el toro y el torero alcanzan una complicidad inexplicable, como si el diestro y el animal hubieran establecido un pacto de honor para rozar la muerte sin hollarla, mostrar la vida en todo su extraordinario esplendor y recordarnos al mismo tiempo su fugacidad, esa paradoja en la que vivimos, como el torero nos muestra en una buena faena, que lo hermosa que es la vida depende en gran parte de su precariedad, de ese pequeño tránsito en que ella puede desaparecer tragada por la muerte.”
En esta estatización de la tauromaquia MVLL termina acercandose peligrosamente al falangismo español, una vez que encuentra belleza en el coqueteo con la muerte. El eco del oxímoron “viva la muerte” (que Miguel de Unamuno calificó como el oxómoron más repugnante que había oído en toda su vida) que los falangistas habían tomado como lema para significar esa relación de noviazgo con la muerte y de exaltación de la misma.Es lamentable que tales ecos se encuentren vibrando en las expresiones de MVLL. Pero, como fuera, la posición del escritor a favor de la tauromaquia se basa en la estetización de las tradiciones, cosa que no constituye un argumento para aprobar alguna práctica tanto moral como jurídicamente.