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FORMALIZACIÓN, LIBERALISMO Y DERECHA

Publicado: 2019-12-29


Rosa María Palacios y Juan Carlos Tafur han estado defendiendo una versión de la democracia liberal que requiere ser observada críticamente. Aunque ellos no comenten el craso error de la derecha radical en este país (a saber, el de asociar a quienes no piensan como ellos con el comunismo obtuso de los años 60 y 70), siguen pensando que la única versión de la democracia es la liberal y que la única forma de liberalismo es el neoliberalismo edulcorado (que Fraser ha denominado ingeniosamente “neoliberalismo progresista”). Del mismo modo, que el abandono de la ruta del neoliberalismo edulcorado nos conduciría a la inestabilidad económica, social y política. Es por ello que sus críticas se enfilan en contra de las izquierdas (por la defensa del modelo económico) y contra las derechas radicales (por la defensa de los derechos y las libertades liberales).

Palacios ha venido sosteniendo que uno de los pilares de la democracia liberal se basa en asignación y la defensa de determinados bienes que son los derechos y las libertades. Y, para realizar esta tarea existen dos caminos fundamentales: la educación y el fomento de la empresa privada. La educación sería la herramienta para que las personas puedan salir adelante con sus vidas, dotados de los poderes suficientes para hacer frente a la violencia y al desamparo. Así, la herramienta que requieren las mujeres contra la violencia familiar y el feminicidio es la educación para el trabajo bien remunerado. En este argumento no asoma un cuestionamiento a un sistema social, económico y político que coloca a determinadas personas por debajo de la línea de la productividad y los arroja a la sumisión y a la explotación.

De la misma manera, el fomento de la empresa privada es el camino que tiene la democracia para fortalecerse. Dicho fomento implica necesariamente dos elementos centrales: la formalización y la flexibilización del mercado de trabajo. La receta neoliberal clásica se encuentra defendida aquí. Incluso, a raíz de la muerte de los jóvenes trabajadores del McDonalds, el problema seguía siendo la informalidad. Es claro que las condiciones de trabajo de esos jóvenes eran seminformales, es claro que la empresa misma es formal. El problema no era la informalidad, sino que las exigencias de formalización del trabajo en el país tienen escasos requisitos. Pero, el discurso de Palacios sigue el derrotero de siempre: la formalización y la flexibilización del trabajo son los mecanismos más importantes para la democracia liberal.

Tafur, por su lado, ha estado emprendiendo la defensa de una economía de mercado neoliberal libre del mercantilismo. En ese sentido, ha enfilado sus críticas contra los empresarios que apoyan la extrema derecha y que piensan que por medio de la burla de las reglas del mercado lograrán sus objetivos. La anécdota que él mismo Tafur cuenta respecto de los empresarios que creen que el diario El Comercio es de izquierda, es reveladora del radicalismo de ese empresariado. Para el analista político, la solución para el Perú es que los empresarios se adhieran a las reglas del neoliberalismo.

El liberalismo que Palacios y Tafur resulta ser el único camino adecuado para el país. Pero ese modelo de democracia termina debilitando las relaciones democráticas debido a que considera a las personas como receptores pasivos de bienes, derechos y libertades. A pesar de tratarse de las dos de las personas pensantes en los medios actualmente en este país, no logran empatar, y menos comprender, lo que significa la democracia republicana. Ello es lamentable, porque el debate político se encuentra encerrado en el triángulo de una derecha radical conservadora y mercantilista, una izquierda que parece no saber qué hacer con la economía y una derecha liberal que abraza un neoliberalismo con feeling.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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