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SOBRE EL FALSO ARGUMENTO “ESTA ES MI OPINIÓN Y NO ME LA PUEDES CRITICAR”

Publicado: 2019-06-19


La libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de la democracia. Se trata de una libertad pilar porque permite protegerla y darle determinado dinamismo. Sin embargo, a quienes intentan vaciar esa libertad de su contenido y tornarla en un arma en contra de la misma democracia. Esto sucede cuando hay personas que esgrimen el argumento según el cual no sería posible criticar lar opiniones, por más que se encuentren carentes de fundamentos.

En los debates académicos y políticos, esto se da siguiendo una serie de pasos. En primer lugar, se afirma que uno tiene derecho de expresarse. Seguidamente, se señala que las opiniones que uno emita, no importando su contenido, deben de respetarse. Finalmente, se concluye que quien escucha no tiene derecho a criticar, debido a que criticar la opinión de a es ir en contra de los derechos de a.

Otra forma es apelando a una versión ramplona de relativismo. En este caso se dice que nadie puede criticar las opiniones de nadie debido a que cada opinión vale lo mismo, en el sentido que es verdadera para la persona que la emite, sin tener en cuenta la posición que tenga el oyente al respecto. Aquí se asume la forma de que x es verdadero para mí, pero no para ti. Para ti será verdadero y. Cada cual tiene su opinión, cada cual tiene su verdad, y esto se debe a que estas opiniones se articulan en el entorno de la experiencia de cada uno.

Con este tipo de argumento se trata de desacreditar cualquier fundamentación que permita mostrar cuando una afirmación se encuentra mejor sustentada que otra. Por ejemplo, no importa si las cifras oficiales señalen que el incremento de la delincuencia en el Perú no tiene una correlación directa con la migración venezolana, quien trata de defender la opinión según la cual dicha migración ha hecho que la delincuencia se incremente, lo que hace es afirmar que su experiencia inmediata y sus prejuicios puede desacreditar con facilidad los datos oficiales. Seguidamente, se da un paso adicional: se apela a la teoría de la conspiración. Entonces se señala que los datos oficiales responden a intereses ocultos.

Lo cierto es que nuestro contacto con la información ha sido mediatizada por las redes sociales que lo que hacen es fortalecen nuestros prejuicios, debido a que nos presentan ideas que son iguales a las que ya tenemos. En ese sentido, la capacidad de formarnos una opinión clara respecto de temas relevantes para cualquier esfera de nuestra vida se ve bloqueada, ya que la información deviene en estímulo y la opinión en reacción. De esta manera, muchas personas no reflexionan respecto de las informaciones que reciben y le dan prioridad a la opinión que se forman de esa manera que a la que se podrían formar teniendo en cuenta fuentes más sólidas y tomando en serio la solidez de los argumentos que otros esgrimen.

El lugar que está ocupando la teoría de la conspiración en nuestro entorno hace que se desestime data y argumentaciones de manera inmediata, a fin de darle prioridad a la opinión formada de manera dudosa. Así, teorías como la que defiende que la tierra es plana, la inutilidad de las vacunas y el que el enfoque de género es en realidad una ideología que dañaría a la juventud, son defendidas bajo el supuesto de que hay una conspiración internacional para que creamos falsedades y seamos manipulados políticamente. De esta manera se señala que son mentiras afirmaciones como las que dicen que la tierra es redonda y que el hombre ha llegado a la luna. Estas serías mentiras que determinados grupos de poder quieren que creamos. Entonces, se recurre a la libertad de opinión para rechazar esas afirmaciones porque se las piensa parte de un plan siniestro.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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