Justicia y democracia
UNA REFLEXIÓN DESDE LA PERSPECTIVA DE JOHN RAWLS
La relación entre justicia y democracia es una relación sumamente crucial. Precisamente, apelar sólo a democracia puede conducirnos a formas de populismo que tanto daño hacen a los derechos fundamentales y a la vida de las personas. En por eso que la reflexión sobre las pautas de justicia de una sociedad democrática resulta vital para la salud de una sociedad democrática contemporánea.
El filósofo estadounidense John Rawls nos ha ofrecido una concepción de la justicia para una sociedad democrática contemporánea. A través de su teoría denominada “justicia como imparcialidad, dicho ha hecho avanzar de manera importante la reflexión sobre este punto.
La justicia como imparcialidad presenta dos principios de la justicia. El primer principio señala que cada persona debe tener un conjunto de derechos y libertades iguales y suficientes para ejercer su vida en una sociedad democrática. Y añade que en ese conjunto los derechos políticos deben ser garantizados en su justo valor, de manera que otorga a los derechos políticos una primacía fundamenta debido a que éstos son los que permiten articular la sociedad democrática tal como Forst lo presenta a través de su derecho a la justificación. Este primer principio es conocido como el principio de igualdad.
El segundo principio, conocido como principio de diferencia, versa sobre las desigualdades socioeconómicas, los cuales se justifican solamente si es que satisfacen dos condiciones. La primera condición es que se encentren vinculados a puestos y cargos abiertos a todos en igualdad de oportunidades. La segunda de estas condiciones es que dichos puestos y cargos no sean utilizados por las personas que los detentan en su propio beneficio, sino en beneficio de las personas menos favorecidas de la sociedad, como pueden ser las personas que viven en la extrema pobreza, o cuentan con alguna discapacidad física o mental, o pertenezcan a un grupo social, étnico o cultural que ha sido desprestigiado en la sociedad.
Estos dos principios se fundan en una idea que Rawls presenta con toda claridad. De acuerdo a esta idea, la sociedad es un sistema justo de cooperación. Para comprender bien esta idea es necesario aclara qué se significa el término “cooperación”. Cooperar significa algo diferente a otro termino, que le es parecido, a saber, el de “coordinar”. Coordinar significa organizar las acciones de las personas de acuerdo a un plan diseñado por otros. Por ejemplo, cuando se malogra un semáforo y se forma un embotellamiento de automóviles llega un policía de tránsito y, sobre la base de un plan que sólo él conoce, les indica a los conductores en qué dirección deben mover sus vehículos para restituir el tránsito. Ninguno de los conductores conoce el plan, lo único que hacen es seguir las indicaciones. Un cuartel, un ejército o una empresa se encuentran completamente coordinados. Las personas que se encuentran en ellas no conocen el proyecto o las metas que los directivos tienen en mente y se encuentran en condición de personas pasivas, que no participan en la elaboración del plan o del proyecto.
Rawls deja en claro que una sociedad no puede funcionar como una empresa, donde los ciudadanos siguen las pautas de algún gerente que coordina sus acciones. Ello dejaría a los ciudadanos en la completa nulidad política. En por eso que el filósofo norteamericano defiende la idea de que la sociedad es un sistema de cooperación y no de coordinación. Cooperar, en este sentido significa que los involucrados se hacen cargo del diseño de las pautas y las normas porque todos en conjunto se ponen de acuerdo sobre el proyecto que quieren realizar. El plan no es articulado por un coordinador solitario, sino que es generado a través de todos por medio del intercambio de razones.
De esta manera, si la sociedad es un sistema de cooperación, es importante que todos cuenten con los derechos adecuados, tal como lo presenta el primer principio de justicia. Especialmente resulta importante que los ciudadanos cuenten con sus derechos político a fin de poder participar del debate a través de razones respecto del proyecto de sociedad que quieren tener.
Al mismo tiempo, la idea de que la sociedad sea pensada por Rawls como un sistema de cooperación, trae sobre la mesa cuáles son las razones para pedirle a la personas para que cooperen con nosotros en la sociedad. Cuando Rawls pensaba estas ideas, eran mediados de los años 60 y tenía ante sus ojos la lucha por los derechos civiles en Estado Unidos. Lo que él veía era una sociedad que se decía democrática pero que segregaba a los afrodescendientes y no les prometía mejoras en sus condiciones de vida. En ese contexto, se torna sumamente relevante la pregunta por cuáles son las razones que podemos darle a las personas que se encuentran en la peor posición en la sociedad para que cooperen con nosotros. Las únicas razones válidas aquí son las que apuntan a que, si ellos cooperan con la sociedad, sus condiciones de vida van a mejorar de manera sustantiva. Las otras dos opciones, tanto el que sus condiciones de vida materiales y espirituales se van a degradar paulatinamente, o que van a mantenerse igual a como están ahora, resultan ser razones poco válidas para pedirle que cooperen con nosotros a quienes llevan la peor parte en la sociedad.