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MAALOUF: IDENTIDADES ASESINAS

Publicado: 2017-11-05


El libro de Amín Maalouf, Identidades asesinas es un ensayo que ha marcado un antes y un después en las reflexión respecto de la identidad humana y su relación con la paz y la violencia en el mundo contemporáneo. Las ideas de Maalouf han sido asumidas por una series de estudiosos en ciencias sociales y culturales. Uno de sus seguidores más conocidos es sin duda Amartya K. Sen, quien en su libro Identidad y violencia desarrolla las ideas de Maalouf de manera muy provechosa.

Antes del texto de Maalouf, la cuestión de la identidad estaba en manos de grupos conservadores, los cuales se dedicaban a “identificar” en qué consiste la identidad de colectivos. Así, se dedicaban a pensar cuál sería la “identidad peruana”, o la “identidad católica”, etc., como si al interior de esos grupos las personas fuesen esencialmente iguales, y como si las cosas que los diferencia fuesen cosas accidentales y accesorias. De acuerdo a esta perspectiva en torno a la identidad humana, uno podría clasificar a los seres humanos en grupos claramente definidos y cerrados y confinarlos a categorías rígidas y estancas. De manera que una persona sería por esencia “católica”, y el hecho de que fuese hombre o mujer, profesional o deportista, etc., son elementos accesorios que no definen su identidad. Esas personas deben ser vistas como católicas, y nada más, de modo que su identidad se define sólo por pertenecer a una religión particular.

Esta forma de proceder ha servido a determinados intelectuales y políticos para obligar a las personas para que se alineen a un grupo identitario particular y para enfrentarlos a otros grupos, por razones identitarias. El gran aporte de Maalouf es señalar que la identidad de una persona es compleja. Cada persona tiene una sola y única identidad, de manera tal que no existen en el mundo dos personas iguales. Pero dicha identidad es compleja, es decir, se encuentra compuesta de una serie de pertenencias o filiaciones. Así, por ejemplo, una persona puede ser católica, pero también mujer y ser peruana, y dedicarse a la gerencia social, así como ser amante de la literatura, entre muchas otras cosas. De manera que cada una de eos elementos son pertenencias de su propia identidad.

Estas múltiples pertenencias de la identidad de una persona no tienen el mismo peso ponderado, sino que en determinados momentos, situaciones o periodos de la vida de esta persona, algunas de sus pertenencias pueden tener mayor peso que otros. Esta variación puede darse de dos maneras. La primera manera es por medio de la reflexión que hace la persona, y la decisión consciente de darle más peso a unas pertenencias y menos pesos a otras. La segunda manera es dejándose llevar lor la fuerza de las circunstancias, donde la presión que ejerce la sociedad, los líderes radicales, los conflictos sociales o los cambios que no pueden ser comprendidos con claridad van definiendo los pesos de las pertenencias dentro de la identidad, sin que las personas tengan el relativo control sobre ese proceso que deberían tener.

En la segunda manera que estamos describiendo se juega el análisis más interesante del ensayo que Maalouf nos presenta. Cuando algunas de nuestras pertenencias han sido golpeadas, si la persona ha sufrido violencia de parte de otros grupos por ser mujer o por su filiación religiosa, entonces podría tender a agazapar toda su identidad en una única pertenencia, y señalar que es mujer “y nada más” o católica “y nada más”. Si en su entorno social existen líderes radicales que aprovechan esa circunstancia, pueden tener la oportunidad de inflamar hasta tal punto las pertenencias de las personas que han sido golpeadas que dichas personas van a asociar la totalidad de su identidad con una pertenencia, opacando las demás. El salafismo islámico es un ejemplo de cómo los procesos de radicalización aprovechan las pertenencias de la identidad para generar personas dispuestas a matar a otras por razones identitarias.

El estudio que nos ofrece Maalouf se cierra en un análisis importante respecto de lo que conocemos como globalización, el significado de Occidente en ese proceso y la relación con el mundo árabe. Uno de los aspectos de la globalización trae consigo un signo negativo en este proceso, ya que en este nuevo contexto, las personas ya no tienen claridad respecto del lugar que ocupan sus pertenencias religiosas, lingüísticas, étnicas, de género, etc. La globalización ha dejado sin piso las relaciones que guardan las personas con sus pertenencias, y como respuesta a ello, lo que éstas han hecho es aferrarse a las pertenencias que perciben como las más amenazadas. De esta manera, la globalización ha generado un mundo donde millones de personas se encuentran crispadas por razones identitarias. La globalización ha desatado la pantera de los radicalismos, pero no nos es posible dar marcha atrás respecto de la globalización en curso, el desafío que tenemos por delante es buscar las maneras para domesticar dicha pantera. Dicho desafío requiere de nuestros mayores esfuerzos debido a los desafíos que dodo ello implica.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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