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Junio, Mes de la Cultura Afroperuana, ¿celebrando al subalterno aun?

Lo mejor de lo que ha pasado a Indias se nos olvidaba, que son los españoles y los negros…aunque a los negros los esclavizaron después (

Inca Garcilaso de la Vega

Publicado: 2017-05-26

El profesor Martín Valdivieso me pidió que publicara este artículo suyo en este medio

"Hace casi 7 años, en una ceremonia oficial para pedir perdón al pueblo afroperuano por la trata esclavista, el presidente peruano de turno pretendió expresar su reconocimiento a las personas africanas y afrodescendientes resumiendo nuestra contribución a la construcción del Perú en el enriquecimiento sensorial de los paladares y oídos de nuestros compatriotas: “¿Qué sería de nuestra comida que ahora tiene … a nivel mundial sin el aporte de la sazón negra, africana, afroperuana?, ¿qué seria?, ¿qué sería de nuestra música si no nos hubiese llegado de más allá del mar que es ese lado bueno de este comercio terrible?”

Esta política de celebración de lo subalterno cuando se trata de expresar el reconocimiento de las raíces africanas de nuestra sociedad suele ser común en escuelas y medios de comunicación, además de las ceremonias estatales. Es una señal de la necesidad de democratizar nuestro imaginario social sustituyendo representaciones coloniales que subalternizan lo africano por representaciones que afirmen su igual dignidad junto a nuestras otras raíces; las originarias, las asiáticas, las europeas y las del Medio Oriente. Necesitamos descolonizar las representaciones de nuestra diversidad socio-cultural para poder relacionarnos todos como conciudadanos. En un Perú descolonizado, buena parte de nosotros podríamos hablar sin empacho de nuestras raíces africanas; las/os historiadoras/es también prestarían atención a las acciones, los nombres y las voces de esas personas a las que Cieza de León invisibilizaba bajo el simple nombre de “negros” y que Jorge Basadre acusaba de “sensualidad y superstición”. 

Los medios de comunicación no llamarían a nuestros antepasados “esclavos”, sino “esclavizados”, pues de alguna manera, el primer término tiende a naturalizar esa condición mientras que el segundo indica su carácter brutalmente coactivo. Habrían monumentos históricos conmemorando también sus luchas radicales por la libertad expresadas en el cimarronaje, los palenques, las rebeliones armadas (sumaron fuerzas con rebeliones indígenas como la de Túpac Amaru) que debieron prolongarse hasta la abolición. Sabríamos que en el proceso de la independencia muchas personas esclavizadas se convirtieron en libertadoras del País. La sociedad en su conjunto conocería de su activismo por la justicia social a través de sindicatos, partidos políticos y organizaciones populares desde la segunda mitad del siglo XIX hasta nuestros días. Habría un lugar para Guillermo Lobatón junto a Javier Heraud y los derechos de María Elena Moyano no habrían sido menos importantes para el Estado peruano que los de Doris Gibson. En un país así, buena parte de nosotrxs abrazaría y besaría sin temor no solo al africano sino también al indígena, al asiático, al judío y al árabe que nuestros antepasados tuvieron que llevar crucificados en sus corazones debido al colonialismo; en otras palabras, celebraríamos a lxs afroperuanxs como ciudadanos, no como subalternos."


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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