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SOLAMENTE DOS AÑOS MÁS

Publicado: 2016-12-30

El 28 de diciembre el Cardenal de Lima,  Juan Luis Cipriani, cumplió un año más de vida, con lo que se acerca la fecha en que dejará el cargo y tomará la posta otro Cardenal. Espero que el Sr. Cardenal haya pasado un día bueno en su cumpleaños y que goce de salud. 

Pero resulta inevitable señalar el daño que su presencia el Lima ha causado. Ya desde su presencia en Ayacucho, durante los años del conflicto armado interno, con su oposición a lo que representaban los grupos de Derechos Humanos. Desde ya, su compromiso con la dictadura de Alberto Fujimori y su apoyo incondicional a la hija del exdictador, Keiko. 

Entre las cosas que representa Mons. Cipriani en Lima, podemos contar la animadversión contra la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), el castigo injusto al padre Gastón Garatea, su ataque a las congregaciones religiosas progresistas, la "confiscación" de bienes a muchas de ellas, el castigo injusto al padre Eduardo Arens y la prohibición arbitraria a los Teólogos de la PUCP de dictar cursos de teología, y el hostigamiento a la Teología de la Liberación y al padre Gustavo Gutiérrez. No pretendo ser exhaustivo en esta lista de males que el Cardenal ha causado en Lima y al Perú. Sólo mencionaré que la última fue la humillación al Presidente de la República, arreglando una redada mediática en coordinación con la lideresa de Fuerza Popular. 

En el plano regional, es conocida su negativa a firmar el documento final del la Conferencia Episcopal de Aparecida, texto redactado por Jorge Bergoglio, actual papa Francisco. La negativa de Cipriani se debio a que el texto mantenía el compromiso de la Iglesia con la opción preferencial por los pobres, compromiso que proviene del Concilio Vaticano II.Ya para nadie es un secreto la enemistad entre Cipriani y Francisco, e incluso se especula que la razón por la cual el Papa aún no visita Lima es por la presencia de Cipriani. El hecho de que el Papa haya sobrevolado territorio peruano cuando fue de Bolivia a Ecuador, y no haya denenido su vuelo en Lima,   es una señal clara.

Se especula también que Francisco ha buscado fórmulas para remover a Cipriani. Hasta llegaría a proponerlo como autoridad mundial del Opus Dei, pero los miembros del  La Prelatura se negaron rotundamente. De hecho, hay muchas personas del Opus Dei fuera del Perú que se sorprenden de lo extremamente conservador,  de las malas artes  y hasta de los modales del Sr. Cardenal.. 

No hay que olvidar que Cipriani fue el primer Cardenal del Opus Dei. No es casual que sea Juan Pablo II quien lo pusiese en esa posición. Y es que el macartismo de aquél Papa tiene su raíz en su experiencia de Iglesia en Polonia. La Iglesia en Polonia era una de resistencia frente al comunismo. En ese contexto, se articulaba como  reactiva, poco creativa y completamente cerrada. No es de extrañar que Juan Pablo II viese  el fantasma del comunismo en cualquier parte, especialmente en la Teología de la Liberación. Esta teología fue articulada por el padre peruano Gustavo Gutiérrez, inspirándose en el Concilio Vaticano II. 

Uno de los objetivo de Juan Pablo II  era volver la Iglesia en el Perú en un reducto extremadamente conservador, con el objetivo de extirpar la supuesta idolatría que la Teología de la Liberación representaba. Para ello necesitaba nombrar obispos conservadores y colocar a un cardenal como Cipriani. No puedo mencionar todo el daño que esa política causó no sólo a la Iglesia en el Perú, sino a la sociedad peruana. Sólo basta con mencionar que el fujimorismo no tendría tanto apoyo popular sin el apoyo del sector conservador de la Iglesia en el Perú.  Con esa política  Juan Pablo II desmontó toda la pastoral realizada en el sur andino, por varias instituciones y por obispos progresistas como Luciano Metzinger y el trabajo de Luis Dalle, ambos de la congregación de los Sagrados Corazones. Incluso, el daño va más allá del territorio nacional, pues en algunos sectores se habla ya de la "Cipranización de la Iglesia en Latinoamérica", tal como me lo recuerda Enrique Vega.

No suelo desear el mal a nadie, pero creo que el año nuevo 2018-2019 será una ocasión para descorchar champaña.Si todo va como hasta ahora, el próximo Cardenal de Lima no será radicalmente conservador.Es sabido que el papa Francisco está buscando reorientar a la Iglesia en dirección a las directrices del Concilio Vaticano II y que que con ese objetivo está nombrando obispos comprometidos con éste, a fin de equilibrar a la jerarquía de la Iglesia. Incluso, es sabido que el Papa está pensando en su sucesor, pues sabe que el trabajo de reorientar el inmenso barco que es la Iglesia resulta ser tarea de largo aliento, que no pasa sólo por un Papa, sino por varios.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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