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LA REBELIÓN DE LOS BIENES

PROYECTO NEOLIBERAL, SOCIEDAD CIVIL Y FORMAS DE VIDA

Publicado: 2016-10-08


En la sociedad contemporánea se ha puesto a rodar un proyecto político conocido como neoliberalismo. Dicho proyecto fue sistematizado a raíz de la crisis mundial del 29 y fue presentado en una de sus primeras formas completas el año 39 en el conocido Coloquio Walter Lippman. Una de las primeras versiones de este proyecto es el denominado ordoliberalismo. La segunda versión va a encontrar como uno de sus grandes representantes a Hayek y la tercera versión va a encontrar a Milton Friedman y a los llamados libertarios, entre los que destaca Robert Nozick. Dicho proyecto tiene como objetivo llevas adelante la corrección del liberalismo clásico (que tiene su origen el John Locke y que se cristaliza en las obras de Adam Smith y David Ricardo).

Una de las ideas centrales del liberalismo clásico se encuentra expresada en la doctrina del laisez-faire que aboga por la autonomía del mercado frente al Estado y esperar que el mercado se regule a sí mismo sin la intervención del Estado. Pero esta doctrina clásica hizo agua en la crisis del 29. En por ello que los neoliberales proponen su corrección en el sentido del control que debe ejercer el Estado sobre la sociedad para establecer las modificaciones sociales y naturales a fin de que el mercado pueda desplegarse de la manera más eficiente posible. La nueva doctrina que aporta el neoliberalismo, lejos de excluir el control del Estado sobre la sociedad, la propugna como una forma de corrección del liberalismo colapsado. En este punto comparten el talante con el nazismo y el bolquechivismo, diferenciándose de ellos en dos asuntos centrales: a) el carácter de la intervención del Estado es diferente (mientras que en el nazismo y el bolquechivismo el Estado interviene para dirigir de manera totalitaria tanto la sociedad como el mercado, el proyecto neoliberal propone controlar la sociedad a fin de que se adecúe al mercado ); mientras que el nazismo como el bolquechivismo representa la toma del Estado por un partido que tiene un proyecto totalitario, en el caso del neoliberalismo se trata del asalto del Estado no por parte de partidos o políticos, sino la toma del control del aparato del Estado por tecnócratas especialistas en economía. De esta manera, a diferencia del nazismo y del bolquechivismo, que significaron una hiperpolitización de la sociedad en su conjunto desde el Estado, el neoliberalismo fomenta el desprecio y el descredito de toda forma de política. Esta misma desconfianza que propala respecto de la política ha generado la ilusión de que el neoliberalismo no debe entenderse como un proyecto político, cuando en realidad la mejor manera de comprenderlo es como un proyecto político que sobredimensiona el papel del técnico en la política en desmedro de los partidos y los políticos.

En la otra orilla del espectro social se encuentra la sociedad civil y las personas con sus formas de vida. La sociedad y las personas sienten el impacto la puesta en marcha del proyecto neoliberal bajo la forma de las llamadas “reformas neoliberales” que consisten fundamentalmente en a) la desregulación de los mercados y b) en potenciar los sectores productivos dejando a su suerte los sectores menos productivos. Al parecer, las reformas neoliberales han venido para quedarse. Pero la sociedad civil como las formas de vidas de las personas estás articuladas en torno a otras exigencias. La exigencia que articula a la sociedad civil es la de no instrumentalización, mientras que la que articula a las formas de vida es la de hacerse cargo de los problemas en conjunto para hacer que las relaciones entre las personas ganen fluidez en la reciprocidad. En ambos ámbitos, tanto en el de la sociedad civil como en las formas de vida de las personas la materialidad de los bienes necesarios para la reproducción social y el sustento material son de vital importancia. En esto se abre la posibilidad de que la sociedad civil y las formas de vida de las personas puedan montarse por encima del caballo de proyecto neoliberal (centrado en la materialidad de los bienes que circulan en el mercado) a fin de transformar el carácter de los mismos bienes. Por su misma materialidad, los bienes pueden modificar su carácter dependiendo de las manos de quien estén y de las ideas que los poseedores tengan. De esta manera, las personas pueden incorporarlos en la lógica ganar/perder propia del mercado o incorporarlos en relaciones basada en la lógica dar/recibir. No se trata de que las personas decidan permanentemente pasar de una lógica a otra. Más bien, de lo que se trata es que van moviéndose entre ambas lógicas a fin de realizar sus vidas de la mejor manera posible en el contexto de las reformas neoliberales. Lejos se encuentras las posibilidades revolucionarias. En un sentido, el neoliberalismo se ha instalado de una manera poderosa, pero al hacerlo abre las posibilidades de procesos democratizadores. Lo que estamos afirmando no es que el neoliberalismo sea un proyecto democratizados (en algunas de sus versiones se ha propuesto reducir o eliminar a la democracia), pero el desborde popular que hace posible la desregulación abre la grieta para la democratización. Si entendemos que la lógica ganar/perder es la que articula el mercado y la de dar /recibir caracteriza a los procesos democratizadores, la relación entre las reformas neoliberales, la articulación de la sociedad civil y la articulación de las formas de vida deviene en una relación interesante por su complejidad y que abre las puestas a posibilidades de ampliación de la democratización y de los intercambios recíprocos de bienes.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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