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JOHN RAWLS Y LA RELIGIÓN

Publicado: 2016-09-11


En uno de sus pocos escritos sobre religión, titulado "Sobre mi religión", el filósofo John Rawls explica las razones que lo han llevado a darle un lugar marginal a la religión en su filosofía política. No es que el filósofo estadounidense desestime el lugar que ocupa la religión en las cuestiones públicas y el poder que esta tiene en la política en el mundo contemporáneo, sino que de lo que se trata es de señalar qué lugar es deseable que tenga la religión en la esfera pública y en la política.

Para explicar cuál es su posición al respecto, el filósofo utiliza una forma narrativa autobiográfica que no aparece en ninguno de sus otros textos. De hecho, Rawls no publicó dicho documento, sino que fue su discípulo Thomas Nagel quien lo hizo después de la muerte del autor.

En "Sobre mi religión", Rawls relata una experiencia personal que marcó un aspecto importante de su vida. Estando enrolado en las FFAA norteamericanas y listo para combatir a los japoneses, un día, antes del enfrentamiento, un sacerdote ingresó al lugar donde estaban Rawls y los demás enrolados para bendecir las armas con las que se mataría al enemigo. Esto generó un profundo rechazo en el entonces joven Rawls, quien no entendía cómo alguien podía bendecir unos instrumentos que se utilizarán para matar a otras personas. No es que estuviese en contra de combatir a los japoneses, sino de utilizar la religión para bendecir las armas.

Rawls no deja registro de sus impresiones respecto de las bombas que fueron lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, pero parece muy verosímil que habrían sido bendecidas por algún sacerdote antes de ser enviadas a su destino. Entonces, si la religión es utilizada para ese tipo de cosas, la conclusión es que lo mejor que puede hacer la filosofía política es limitar su alcance en el ámbito público y político. Y junto con la religión, toda concepción metafísica del mundo. La religión y la metafísica deben encontrarse restringidas al ámbito doméstico y no deben tener presencia en el espacio público, salvo en la forma de lo que el filósofo denomina "estipulación", que consiste en expresar argumentos políticos (dirigidos a la defensa de los derechos y las libertades fundamentales de los ciudadanos) a través del ropaje del lenguaje religioso.

Esta posición de Rawls frente a la religión defiere notablemente de la de Charles Taylor, quien otorga una gran importancia a la religión en la política y la sociedad, pero defendiendo siempre la laicidad del Estado (el extenso libro titulado La era secular es muestra de esa preocupación de Taylor sobre la religión). También la posición de flexibilidad del Habermas de la edad postadulta revela una preocupación sobre cuestiones religiosas. La pregunta de fondo es si en un mundo en el cual lo religioso ha vuelto con fuerza, incluso con la del radicalismo islámico o el fundamentalismo cristiano (tanto evangélico como católico), el debate sobre filosofía política debe orientarse a validar ciertas formas de manifestación de lo religioso en la esfera pública o debe afinar los criterios para que las posiciones radicales queden marginadas.

Esta reflexión es sumamente importante en contextos como los nuestros, donde la laicidad y la secularización son confundidas con el secularismo y en los cuales la pertenencia religiosa se ha crispado y se ha vuelto rabiosa frente a los avances de la modernidad cultural. Debates sobre el aborto, la píldora del día siguiente o sobre la naturaleza de las universidades (como es el caso de la Pontificia Universidad Católica del Perú) exigen un esfuerzo tanto de la filosofía política como de la teología seria para poner las cosas en su sitio y los puntos sobre las íes.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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