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EL COTORREO POLÍTICO DE LA RECONCILIACIÓN

Publicado: 2016-06-20

Una vez terminada las elecciones generales y en vistas del estrecho margen con que el fijimorismo perdió la presidencia, la reflexión se ha orientado en un sentido muy particular. Partiendo del hecho de que estas elecciones, como las pasadas, ha enfrentado al fujimorismo a una aglutinación de grupos que, frente a lemas como "No a Keiko" o "Fujimori nunca más", se han opuesto a la candidata fujimorista; partiendo del hecho de que la cantidatura del fujimorismo ha generado una gran polariización en el país, se han levantado voces que exigen un esfuerzo político de reconciliación.

¿Qué puede significar esta "reconciliación" que algunos encuentran como imperativa? Si lo que queda claro es que el fujimorismo representa la dictadura del pasado y el antifujimorismo a la mantenimiento de la democracia. ¿qué sentido tiene la tan mentada reconciliación? ¿Acaso que la democracia sea permisiva con la dictadura?

Lo necesitamos no es reconciliarnos con la dictadura, ni con nuestra tradición autoritaria, tan enquistada en la sociedad peruana, sino algo muy diferente. Ese casi 50% de los ciudadanos que apoyaron la propuesta autoritaria y corrupta del fujimorismo deben ser persuadidos a colocarse del lado de la democracia. Ello supone fortalecer la democracia en el Perú. En una democracia fortalecida, el debate político no es entre un sector democrático y otro autoritario, sino entre diferentes partidos, movimientos y grupos democráticos. 

El fortalecimiento de la democracia implica que los medios de comunicación, los periodistas y los analistas políticos asumen un compromiso con la democracia. También, las instituciones importantes de la sociedad civil (los colegios profesionales, las universidades y las iglesias, entre otras instituciones) renuevan ese compromiso. El discurso autoritario debe ser marginal en el debate político. Así, como la democracia no tiene por qué negociar, tranzar o pactar con grupos radicales como Sendero Luminoso o el MOVADEF, tampoco lo debe hacer con grupos autoritarios de derecha, como el fujimorismo. 

Los científicos y analistas políticos tienen una gran responsabilidad en esto porque ellos pueden  han estando naturalizando la existencia de las corrientes autoritarias, en cambio de cuestionarlas. Ellos lo han hecho en nombre de una supuesta neutralidad inherente a la ciencia política. Dicha neutralidad no existe. Siempre lo que decimos respecto de lo político lo hacemos desde una toma de posición. Incluso aquellos, como Carlos Meléndez, cuando se agazapan a la tan mentada "neutralidad" están expresando una toma de posición. No se puede pretextar cientificidad cuando la democracia pende de un hilo. Es una obligación moral defender la democracia, porque es lo que permite el debate público y la diversidad de ideas en una sociedad. Por ello no se puede seguir adelante con el cotorreo de la reconciliación política puesto de moda en estos últimos días.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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