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TRES FORMAS DE CRITICA EN LA ESCUELA CRITICA

Publicado: 2016-05-03


La escuela de Frankfurt ha desarrollado una serie de estrategias de la sociedad. Desde la manera de relacionar el progreso con la catástrofe humana en Benjamin (quien se mantuvo cerca pero que no perteneció a Instituto de Investigación Social) pasando por los trabajos de Horkheimer y Adorno (centrado en dar cuenta en la dialéctica negativa de la ilustración), el uso de la filosofía del lenguaje aprovechado por Habermas para criticar las formas distorsionadas de la comunicación política y social, los trabajos de Honneth respecto de las patologías de la razón desarrolladas en las sociedades modernas y contemporáneas para recalar en las estrategias de Rainer Forst de articular un derecho básico a la justificación a fin de utilizarlo como una crítica a las relaciones sociales y políticas injustas, para, a partir de este examinar figuras como las relaciones de dominación y el lugar que ejerce el poder como la ideología en estas relaciones.

Pero entre todas estas formas de critica podemos identificar tres que resultan sumamente productivas, pero que se encuentran entre sí como paradójicas. La primera consiste en identificar los principios originarios de una institución determinada (como el mercado) y examinar de qué manera la concreción social de la institución termina traicionando los principios en cuestión. La segunda, haciendo uso de los renovados estudios en la filosofía del lenguaje y el pragmatismo busca detectar las "disonancias cognitivas" como punto de vista para realizar una crítica inmanente de las instituciones y las prácticas sociales. La tercera, por último, apunta a detectar los gérmenes de traición que se levantan de las mismas formas de dominación social. Para ello, esta última forma aprovecha la teoría de los intercambios recíprocos, tanto sociales como de razones a fin de mostrar la manera en la que desde dentro de las relaciones de dominación social y política se encuentran las mismas herramientas para la emancipación.

Esta última forma de critica al interior de la teoría critica permite iluminar de mejor manera la paradoja que atraviesa el concepto kantiano de "comunidad ética" en el sentido de que dicha paradoja consiste en el hecho de que las personas se encuentran interesadas en integrar dicha comunidad porque quieren lograr dentro de ella su perfeccionamiento moral. La paradoja se presenta con claridad en el hecho de que en el concepto de comunidad ética se articulen interés y moralidad, siendo ambos elementos contrapuestos.

Si tomamos en cuenta que al interior de la comunidad ética se encuentran las exigencias morales y las exigencias se la virtud junto con el intercambio de razones, la idea de encontrar en las razones el hilo conductor que permite moverse en las dos caras de la paradoja entre intereses y perfeccionamiento moral, permite desarrollar una reflexión critica fructífera. Las personas particulares logran hacer que se abra una coincidencia en sus intereses para que ellas puedan enrumbarse por el camino del perfeccionamiento moral. Tanto en el momento de buscar ese acuerdo como al encontrarse dentro de la comunidad ética deben esgrimir razones adecuadas. Pero las razones antes y después son de dos tipos distintos. El primer tipo de razones apuntan de mutua conveniencia. Son razones de carácter político desprovistas de exigencias morales. Las segundas, en cambio, son de la clase de razones cargadas de sentido moral. De esta manera, las primeras son razones pragmáticas mientras que las segundas son razones morales. Pero, al parecer, no solamente ambos tipos de razones se complementan mutuamente sino que se necesitan mutuamente.

En su Crítica de la razón pura Immanuel Kant denomino este tipo de paradojas "antinomias de la razon". Que la moralidad se encuentre conectada con el interés no solo resulta desconcertante, sino además contradictorio. Pero si examinamos el proceso de articulación de la comunidad ética dicho cortocircuito de no solo se presenta como una tensión vibrante, sino como una exigencia para examinar las diferentes clases de razones que están de cada lado de la paradoja y de qué manera se comunican entre sí.

Rainer Forst ofrece una pinta interesante para estudiar los tipos de razones que se encuentran en juego. Cuando afirma que las razones deben ser generales y reciprocas está abriendo una pista para entender la paradoja inserta en la comunidad ética. Las razones generales se encuentran asociadas a la idea de perfeccionamiento moral. En cambio, las razones reciprocas entran en acción al momento de hacer encajar los intereses de manera coherente. Para realizar esta armonización buscamos armonizar las razones por medio del intercambio que la reciprocidad representa. Pero como puede percibirse, aquí el despoblamiento moral no es absoluto. Los cuerdos sociales y políticos que brotan de este intercambio excluye los abusos, de modo que ésta y otras formas de dominación quedan excluidas. Por otro lado, la generalidad de las razones se instala en las relaciones que se establecen al interior de la comunidad ética, pues son ellas las herramientas que permiten el perfeccionamiento moral de los miembros.

Pero hay más. Esta distinción entre generalidad y reciprocidad de las razones se ingresa en el corazón de las relaciones sociales y políticas de dominación: la reciprocidad de las razones se introducen en los intercambios recíprocos que desde el interior de las relaciones de dominación social van aprovechando las brechas abiertas por el sistema social injusto para dar paso a formas de emancipación. Cuando dichas formas de emancipación se van abriendo caminos como ideas regulativas se instala en ellas la exigencia de generalidad de las razones.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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