Aunque veo con entusiasmo el proceso del Frente Amplio (FA) y la figura de su candidata me resulta políticamente interesante, encuentro algunos problemas que sus adversarios pueden capitalizar para sí y que juegan en contra de la izquierda.

Todo demócrata debe de reconocer que por el mismo bien de la democracia es necesario que la izquierda sea fuerte y tenga una buena representación. Si uno es de derecha o de izquierda, o si se es liberal de izquierda, como es mi caso, debemos de tener en el país una derecha y una izquierda sólidas y democráticas. Es por esta razón que saludo el procesos de primarias del que surgió la candidatura de Mendoza. A pesar de todas sus dificultades, esas primarias han sido las únicas que han sido tomadas en serio. El contraste con el remedo de primarias del PAP, las del FA sí pueden llamarse así. El que dichas primarias hayan tenido sus dificultades, se debe al problema del financiamiento.

Verónika Mendoza cuenta con muchas cualidades personales y política que no hay que desmerecer. Experiencia política e ideas sensatas no le faltan. Pero el problema es su posición frente al Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Ella califica tal régimen como una democracia débil. Tal vez, en la tipología que las ciencias políticas tengan para evaluar a los regímenes políticos, Venezuela pueda ser calificada en esos términos, aunque me reservo el beneficio de la duda. Decir que Venezuela es una democracia es como decir, con Becerril, que el régimen fujimontesinista es fué sólo una dictadura desde el golpe del 5 de abril de 1992 hasta la convocatoria a las elecciones al nuevo congreso. ¿Y el control de los medios de comunicación, o la persecución de los líderes políticos y los agentes de la sociedad civil activa?  

El chavismo deMaduro no puede ser calificado de democrático como tampoco el fujimorismo que tiene a miembros de la familia Fujimori aún prófugos de la justicia. El chavismo actual es tan democrático como el fujimorismo de siempre, aquél fujimorismo que influye en facebook para inhabilitar a la página de La República cuando dicho diario saca cosas que le incomoda, o que manda a sus esbirros canallas a tratar de manchar el nombre del padre Gastón Garatea utilizando cierto "Samurai de la fe", que más que samurai, parece ser una gueisha (como las que rodeaban a ex dictador Alberto Fujimori y que siguen estando en el entorno de la Keiko).

Podría entender que Mendoza hace esas declaraciones sobre Venezuela porque hay miembros del FA que apoyan esa imagen. Pero valdría la pena que dentro del mismo Frente se revisara esa posición para que se pueda fortalecer su posición política. Ciertamente, no es el único problema, pero es el que más resonancia tiene. Otro problema es cómo fortalecer las bases de la izquierda en una sociedad en la que los sindicatos en su mayor parte han desaparecido. ¿Acaso no sería una buena idea recuperar el lugar que tenían en los comedores populares, que ahora están en manos del fujimorismo?

Creo que la candidatura de Mendoza tiene mucho trabajo por delante, tanto dentro del FA como en las organizaciones sociales, así como en el, diálogo con los empresarios. La cosa es avanzar lo más que se pueda.