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¿LA GRAN TRANSFORMACIÓN?

O, MEJOR DICHO, LA FINTA DESDE Y PARA HARVARD

Publicado: 2015-10-05

Más allá de la intención retórica de Keiko Fujimori, su fingido reconocimiento del Informe Final de la CVR coloca sobre el tapete -como bien lo señaló Godoy en su artículo del domingo-  la cuestión de las dos narrativas antagónicas de lo que ha sido el proceso de pacificación truncado de este país después de los años de violencia.  Poner este tema sobre la mesa en momentos en los que la violencia se ha estado reactualizando, tanto por la criminalidad organizada y la  menuda, así como por los focos de conflicto social abierto  hace que el finto giro fujimorista se les vaya de las manos  a la lideresa de un partido caracterizado por ser autoritario. 

Ya se ha dicho hasta en la última semana, que la intención de la supuesta transformación ha sido romper el encapsulamiento en el que el voto antifujimorista ha colocado la candidatura de la hija del ex dictador. También se ha señalado que, a diferencia del 2011, la campaña del fujimorismo ha girado de la retórica "nosotros vencimos en la lucha contra la subversión" a esta nueva retórica que dice "nosotros reconocemos nuestros errores y asumimos las propuestas de la CVR". Incluso, se comenta que lo que está pasando es que el fujimorismo está haciendo es pisar el acelerador al máximo para granar en primera vuelta, pues tiene miedo de que suceda lo de siempre, y que pierda en la segunda vuelta también ahora.

Todo esto se ha dicho, y espero que el fujimorismo jamás vuelva a gobernar este país, por su tan profunda vena autoritaria. Pero quiero centrarme en aquello que Godoy señaló de pasada: este giro electorero  hace que se pase de un relato a otro respecto de la pacificación de este país. El primer relato señala que la paz se consiguió gracias a la mano dura que el régimen dictatorial había aplicado. El segundo relato, en cambio, señala, que la mano dura del régimen generó más violencia y que la pacificación se debe construir aún en la reconciliación con las víctimas de la violencia -tanto de parte del régimen como de los grupos terroristas-, reconciliación que debe pasar por la justicia y no por la impunidad.  

La primera narrativa indica que se justificaron las violaciones de derechos humanos, las esterizaciones forzadas, el desmantelamiento de la institucionalidad democrática porque gracias a ello se ha logrado la pacificación del en el Perú, y que en vistas de la situación de inseguridad actual necesitamos volver a la mano dura. El discurso señala, entonces, que se necesita de un nuevo gobierno autoritario -que es lo que el fujimoristo expresa- debido a que la democracia no permite tomar las medidas necesarias porque impone el respeto a los derechos humanos. De esta manera, este discurso opone seguridad y respeto de los derechos humanos en una falsa disyuntiva.  El razonamiento que subyace a este primer discurso es el el utilitarismo que señala que lo que importa son los resultados y no los medios con los que se logren éstos. Este mismo razonamiento es el que constituye en centro del proyecto neoliberal que comenzó a imponerse a través del fujishock celebrado por la derecha radical.

En cambio, el segundo discurso señala que la paz en este país sólo se conseguirá haciendo justicia con las víctimas de las violaciones de los derechos humanos. De esta manera, la paz, la democracia y los derechos humanos se encuentran del mismo lado y el autoritarismo del otro. Esto supone comprometerse con los derechos humanos y con la democracia permitirá realizar la justicia, el reconocimiento debido a la dignidad de las personas y la reconciliación. Junto con esto, supone el respeto de los derechos de justicia y no estigmatizar a aquellas personas que purgaron su pena por terrorismo y están saliendo de la cárcel después de haber cumplido su condena.  El razonamiento que se encuentra detrás de este segundo discurso es el de la primacía de los derechos igualitarios entre las  personas.

Es obvio que el fijimorismo sigue propalando el segundo discurso, y sólo podrá confundir a unos pocos con ese giro fantasma. La campaña "chapa a tu choro", montada por ellos mismos, o la defensa de Meléndez  en el diario El Comercio (http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/terrorista-dos-terroristas-carlos-melendez-noticia-1845562) , de las ideas de que quienes han salido de la cárcel tienen un estigma social y se les debe declarar como muertos políticos y civiles; ambas campañas muestran que el primer discurso es el verdadero. Y no sólo eso, sino que ante la posibilidad de que Keiko gane las elecciones, se ve con claridad cómo algunos llamados politólogos se están arrimando a ganador.

La pregunta que vale la pena hacerse es la siguiente: ¿cuál es la necesidad de ese falso discurso y de presentar al fujimorismo asumiendo la agenda del gobierno de Paniagua? Los medios, cuyo interés es el comercio más que la democracia se han encargado de desprestigiar el segundo discurso y legitimar el primero. A menos, que el auditorio a quien esté dirigido no sea el Perú, sino Harvard y la comunidad internacional, la misma comunidad que presionó para que Alberto saliera del poder.


Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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