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LA SUERTE DE LA TEOLOGÍA EN EL PERÚ

Publicado: 2015-09-13

Entre la segunda mitad de la década de los 60  y la primera mitad de la década de los 90 floreció en el Perú la Teología de la Liberación, cuyo creador y máximo exponente es el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez. La Teología de la Liberación tuvo como objetivo traducir las exigencias que provenían del Concilio Vaticano II para América Latina, un continente caracterizado por la pobreza y la exclusión. Pero, durante el pontificado de Juan Pablo II se generó un movimiento, desde el mismo Vaticano que tenía como objetivo neutralizar su presencia, fortaleciendo el peso de autoridades eclesiales conservadoras con precaria formación. 

De esta manera, durante más de 20 años el panorama teológico en el Perú ha tenido una suerte singular, caracterizada por un efecto de reacción en dos sentidos. El sector conservador de la Iglesia se planteó desde el inicio de este período tener una actitud reactiva ante la "amenaza progresista", buscando eliminar la presencia de la obra de Gutiérrez en el país; mientras que los partidarios de la Teología de la Liberación lo que hicieron fue reaccionar ante dicha reacción de dos maneras específicas: manteniendo un perfil bajo y cerrando filas en torno a la figura del teólogo peruano.

La consecuencia de esta situación ha sido un empobrecimiento de la teología en el país. El estudio y la reflexión sobre nuevas líneas teológicas desarrolladas en el mundo ha sido neutralizada por este conflicto y las los centros de formación teológico han devenido en lugares de repetición de las líneas conservadoras. Entre tanto, los sectores progresistas han buscado renovar la Teología de la Liberación, pero el sentimiento de respeto ante el fundador no ha permitido que la reflexión se despliegue con la mayor libertad posible. Ciertamente, este fue el efecto conseguido a pesar de la voluntad de fundador de la Teología de la Liberación y sus seguidores, quienes apostaron siempre por la reflexión teológica, pero el peso del fundador, debido a su brillantez y el aprecio y el aprecio que se ganó justamente de parte de sus seguidores ha hecho que la ansiada renovación no despegara de la manera esperada. 

En ese esfuerzo de renovación, el grupo en torno a la Teología de la Liberación apostó por apoyar el talento de jóvenes para que avancen por ese camino, pero no se sabe aún si las expectativas van a ser satisfechas o defraudadas. Ello depende de la sinceridad y el verdadero talento y trabajo que estos jóvenes tengan en realidad. El otro camino que tienen es darle un espacio a teólogos e intelectuales que no pretendan estar alineados tan abiertamente con las ideas de Gutiérrez, como es el caso de las teólogas feministas y ecologistas. 

Esta renovación del pensamiento teológico en el país es de vital importancia para la vida política y la salud de la democracia, debido a que si no se consigue abrir un espacio para la reflexión, que sea más amplio del que tenemos, las autoridades eclesiales seguirán siendo representantes de un sector extremadamente conservador que tiene pretensiones de injerencia política y que daña inevitablemente la democracia peruana. La democracia en este país necesita del rebustecimiento de una teología católica que sea razonable, reflexiva y suficientemente crítica de sus dogmas. De otro modo, la democracia encontrará constantemente el peso de un sector de la sociedad que rechaza la democracia y exige soluciones autoritarias, como la expresada en la campaña fujimorista "chapa a tu choro". 



Escrito por

Alessandro Caviglia Marconi

Filósofo. Profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


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